Confieso que no esperaba nada concreto.
El plan de la semana: 4 horas diarias de lunes a lunes para bucear en un taller de Realidad Virtual.
Suena ideal, pero yo te llegaba con lo justo de energías y no alcancé ni a preguntar detalles.
También es cierto que organizaba el dream team de Ecos do Sur, no hacía falta preguntar mucho más.
Insisto: yo no esperaba nada en concreto.
Mis visitas al mundo audiovisual nunca habían comprendido la Realidad Virtual y realmente quería saber cómo se preparaba un guión, como era un rodaje para ese formato en particular. Pero no imaginaba demasiado más.
Y sorprendió. Como baldazo de agua, pero de los que refrescan.
Dinámicas sensibles dejaron emerger las historias que iban a nacer días después pero que estaban ahí, con cada una de nosotras.
Dinámicas grupales que tejieron la red de confianza necesaria para habilitar a cada individualidad.
Esa red, ese grupo que acompañó y sostuvo sin alienar, sin hacer que sus miembros desaparecieran en la masa.
Un espacio que hizo sitio a muchos más.
Sí, al final aprendí cómo es un rodaje de Realidad Virtual, cómo se piensa una historia para estos dispositivos, para estas propuestas.
Pero aprendí mucho más.
Aprendí a acompañar y ser acompañada por perfectos desconocidos con los que creamos un mundo común del que emergieron otros tantos mundos, recorridos vitales sumamente disímiles y profundamente humanos que, ojalá, lleguen a muchas otras.
Jugamos, contamos, guionamos, rodamos, nos emocionamos y nos reímos con ruido. ¿Qué más se puede pedir?
Gracias compañeras por eso.
Gracias BeAnotherLab por compartir su conocimiento, pero más aún por su amorosidad, escucha y respeto, por la energía, la fuerza y el temple para hacerlo todo posible.
Gracias Ecos do Sur por acercar estas experiencias geniales y ser parte de ellas con tanta pasión.
¡A por la próxima aventura!