Actúo desde que tengo memoria y tiendo a creer que es porque nunca me terminó de alcanzar una sola realidad.
¿A alguien sí?
La curiosidad me mueve desde niña a explorar mundos otros, cuerpos nuevos, realidades diferentes, personajes que puedan hacer todo lo que yo no puedo.
Pero no solo me gusta representar un papel en una pieza teatral. Amo entrenar actuación y explorar lenguajes tanto arriba de un escenario como frente a una cámara.
El trabajo y la exploración colectiva, en red, de personas experimentando desde el juego, con sus cuerpos, percepciones y búsquedas estéticas; la improvisación como búsqueda. El ritmo, la voz, el texto. La búsqueda incansable de la presencia escénica. Los cuerpos vivos. La actuación viva. He tenido el honor y la suerte de entrenar en Estudios maravillosos.
Con el entrenamiento corporal está el vocal y el mío, en constante formación, me lleva algunas veces a cantar sobre un escenario. No me considero cantante pero sí afortunada por las docentes, enormes artistas, que me enseñan a expresarme con la voz cantada.
Empecé actuando y es, sin duda, lo que más me representa, pero luego visité la dirección, la producción, la dramaturgia y la docencia.
Quizás por eso me gusta pensarme teatrista, un ser atravesado por el teatro de manera integral, que se ubica sobre, frente o a los lados del escenario según la interpele cada proyecto.
Proyectos que amé, como Almas, o Acuerdo para cambiar de casa, entre otras puestas.
Si gustas visitar mi portfolio puedes hacerlo desde aquí. Ahí mismo encontrarás un videobook que prometo actualizar pronto.
Junto con la búsqueda del cuerpo, está la escritura.
Escribo en cualquier documento, cuaderno, nota virtual o papelito que se me cruce en el momento exacto en el que una imagen, una voz, una pregunta, se me instalen en medio del camino.
A veces esas letras terminan en un libro ― cuento, relato, novela― como Cuentos del presidio o Palermo (H)eras o esa novela que algún día verá la luz.
A veces en una revista como Sonámbula ―entrevista, investigación, reseña teatral―, otras en un escenario, como le pasó a El nobel del amor, en el cuerpo de actuantes a los que les haya resonado lo escrito o les haya tentado investigarlo.
Y de manera transversal, aparece la comunicación.
Trabajé muchos años en el Estado argentino en el área de Comunicación (en diferentes roles, incluida la dirección del área durante 5 años) y allí se sembró la semillita que terminó en Solzimer, la agencia de comunicación digital desde la que acompaño a empresas, emprendedores, artistas y marcas personales a comunicar sus proyectos de la mejor manera posible.
Si quieres saber más sobre la agencia te invito a visitar el sitio web.
En la docencia encuentro el placer por compartir lo conocido, lo descubierto, al tiempo que se develan ante mí nuevas preguntas.
Doy clases de escritura dramática, acompaño proyectos de escritura de diferentes géneros, coordino un Taller de Entrenamiento Actoral y comparto lo aprendido en mi trabajo de comunicación a través del Taller de Comunicación Digital y Redes Sociales.